Desaprender para aprender
Siempre, como docentes,
decimos que hay problemas en nuestras aulas, muchos problemas de aprendizaje,
pero no suele ser así.
Acaso los docentes ¿hacemos las actividades previas que les imponemos a los alumnos?, ¿nos ponemos en el lugar de ellos?, ¿Amamos lo que practicamos?
Nos cuesta trabajo
aceptar, sobre todo, reconocer, que, a los maestros de hoy en día, nos falta
mucha cultura, mucha lectura, más acción que imposición.
Hablando de mí, soy una docente con quince años de servicio; actualmente soy Asesor Técnico Pedagógico. Inicié mi servicio con quinto grado y para mí era estar como pez en el agua. Después, me mandaron a la comunidad de Guadalupe Victoria, San juan Juquila Mixes; ahí estuve al frente de un grupo de primer grado. Aprendí muchas cosas, entre ellas, me adapté al contexto bilingüe (pero con mucho trabajo); de igual forma, la paciencia para que el sistema no me hiciera correr, y que los alumnos se apropiaran de la lectura y escritura.
Al paso del tiempo,
con la maternidad más fluida, leyendo y actualizándome, pero sobre todo cuando
después de mucho tiempo, empiezo a estudiar la Licenciatura en Expresión y
Producción Artísticas, las cosas se fueron redimensionando.
Es en donde, después de una pequeña crisis
existencial, ya que en mi centro de trabajo, en una Supervisión Escolar en el
centro de una ciudad tan cosmopolita y tan urbanizada como cualquiera; en la
cual mi función como Auxiliar Técnico Pedagógico, en donde mi trabajo debe ser
el acompañamiento en la formación docente; reconocí que éste no se realiza como debiera
ser, puesto que en la zona reina la apatía como un fenómeno de desidia, dejadez
o una total indiferencia, causado por ciertos factores, principalmente la
ignorancia, una falta de reflexión y a la pereza de los docentes en cuestión (Puig;Mario, 2011 ).
Debido a esa "crisis", en búsqueda de respuestas, se dice que los verdaderos artistas, son sanadores; y yo creo que sí. Nosotros los docentes somos los artesanos que trabajamos con los niños, los pulimos, los formamos, les vamos enseñando y al mismo tiempo aprendiendo, y que eso lleva consigo un camino largo de mucho aprendizaje constante, ya que un artista jamás deja de aprender y hace de la disciplina un hábito que todos debemos cultivar.
Quién dijo, que
¿estudiar Artes sería fácil?, lo decimos así porque los talleres son de dos
semanas y listo “aprendimos” a pintar, bailar, actuar y medio tocar algún
instrumento. Pero no, nada que ver con lo que se disfruta en una institución como esas.
La licenciatura de
Expresión y Producción Artística, es una forma tan abierta, integral y completa
de trabajar, conocer y aprender todas las disciplinas artísticas desde danza,
música, teatro, artes visuales, pintura, escultura y fotografía. Que parte de
una teoría y se aterriza en la práctica, y además, es tan global que conforme
vas aprendiendo te vas dando cuenta de la relación que existe entre una materia
y otra; por ende, que el arte y la vida, no están separadas, una depende de la
otra y sobre todo que la vida y todo lo que nos rodea es arte.
En la clase de Entrenamiento Auditivo (Música), me siento como una niña que cursa el primer grado de primaria y que está aprendiendo a leer encontrándose en un nivel silábico. Puesto que se aplica el conocimiento de un lenguaje musical, nomenclaturas, notas musicales como un nuevo alfabeto. En pocas palabras, la clase de música es como aprender a leer y calcular al mismo tiempo, es poner a trabajar todos los sentidos al unísono.
En nuestra primera evaluación, una de ellas, lectura de claves, fue en donde por primera vez en quince años, me puse en los zapatos de mis alumnos de primer grado, cuando los ponía a leer pequeñas lecciones para saber en qué nivel de lectoescritura se encontraban.
Ese momento
fue el más revelador de toda mi vida
tanto personal como docente; porque recordaba cómo una de mis primeras alumnas,
contaba las sílabas con sus deditos y las unía para poder leer la palabra. En
ese instante me encontraba en la misma
situación que mi alumna aprendiendo a leer; y entonces, comprendí, que nosotros
los docentes hacemos de la lectura un tormento y no un placer como debiera ser;
por lo tanto hacemos de las evaluaciones o exámenes una tortura para los
alumnos y un placer infinito para los docentes, cuando debe ser un juego de
conocimientos y habilidades que ambos tanto maestro y alumno van descubriendo,
en donde la pregunta fundamental debería ser “¿Cuánto bien le hace al niño el
ejercicio que realiza? Y no ¿Cómo de bien realiza el niño el ejercicio que
hace?” (Fernández , Bravo J.Antonio, p. 19, 2017).
Ahora tengo claro qué
estrategia puedo trabajar para que mis alumnos se puedan apropiar de la lectura
y escritura al mismo tiempo; esa dinámica del maestro de ponernos a leer las
claves antes de iniciar la clase es fantástico, nos crea un hábito y ello
fomenta la disciplina. Quizás algunos se memoricen las lecciones, otros
repitan, pero a la larga aprenderemos, lento o rápido, pero aprenderemos.
En las clases de danza y teatro, se trabaja todo, desde el cuerpo y sus estados fisiológicos de movimiento y la expresión de todo lo que hacemos, desde caminar hasta llorar y en el cual, el manejo de las emociones se vuelve una herramienta en el trabajo de las expresiones artísticas. Ken Robinson (2018) dice, que el teatro es el arte del comportamiento humano, una forma de conocer el mundo a través del arte.
Desde su historia, donde la danza fue el primer vínculo de comunicación entre los primeros seres humanos y con ello aprender a expresar nuestras emociones, necesidades y acciones (Judith Urtiaga, 2017), me ha permitido explotar habilidades que creía no tener y sacar ciertas cuestiones emocionales que a veces no te dejan avanzar y bloquean tu sistema.
La danza y el teatro me ayudaron a
darme cuenta de la importancia del otro para poder sanar las partes rotas y
pegarlas finamente con el fin de que cuando voltees a ver la herida, casi no se
note; ya sea bailando o actuando.
Haciendo hincapié en las funciones del lenguaje y la comunicación no verbal, es de suma relevancia reconocer como una palabra, una frase, una oración o un párrafo, el cual, si conocemos bien su función, los vínculos de comunicación y sus condicionantes cambia por completo hasta el carácter propio de una metodología. Es decir, si sabemos que el significado es la imagen mental y el significante es el lenguaje, es decir, la imagen acústica (Raúl Ávila, 1987). Pero si sabemos que el significado y el significante de un niño es limitado y nosotros docentes imponemos nuestros significados y significantes; pasamos por unas confusiones metodológicas complejas que llegan a afectar el proceso de adquisición de la lectura y escritura, enseñándoles a responder mecánicamente y no a comprender, porque no enseñamos desde el cerebro del que aprende, solo desde el nuestro.
También
he comprendido que se puede tener una escucha activa, si podemos hacer un
resumen, síntesis o cualquier actividad escrita antes de utilizarla como una
actividad creativa, no como una actividad para pasar el tiempo; si antes de
toda estrategia, nosotros las hacemos; eso hará, en primer lugar, que provoques en
los alumnos amor en todo lo que hagan y en segundo lugar, y más importante,
creer en uno mismo y en ellos, eso es fundamental.
Esto, es lo que estoy aprendiendo en la asignatura de Narración y expresión oral y escrita en la universidad siendo funcional para mí, porque estamos aquí leyendo, escribiendo, aprendiendo y compartiendo.
Estoy desaprendiendo y
aprendiendo en un lugar donde te dicen que se vale equivocar, porque los
errores también son maestros; donde las emociones son intensas y tienen vida
propia. Algo diferente pero que empata con mi trabajo, tanto con los niños como
con los maestros. Ken Robinson (2018) dice “Enseñar es un arte”, pero yo digo que
Aprender también es un arte y desaprender es la forma más sublime de amar lo
que haces.
BIBLIOGRAFIA
Ø AVILA
RAÚL, (1987). LA LENGUA Y LOS HABLANTES. EDIT. TRILLAS
Ø FERNANDEZ
BRAVO, JOSÉ ANTONIO (2017). ENSEÑAR DESDE EL CEREBRO DEL QUE APRENDE.
Ø PUIG,
MARIO (2011) VIDEO CONFERENCIA “COMBATIENDO A LA APATÍA”.
Ø ROBINSON,
KEN (2018). EL ELEMENTO.
Ø URTIAGA DE VIVAR GURUMETA, JUDITH (2017) “EVOLUCIÓN DE LA DANZA” REVISTA DE ARTE Y ARQUITECTURA.
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